Más Allá del Dato con Raúl Figueroa

Judith Rodríguez Figueroa: La Pionera de la Demografía Puertorriqueña

Raúl Figueroa Rodríguez Season 2 Episode 5

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En este episodio especial de nuestro podcast, rendimos homenaje a la destacada demógrafa puertorriqueña Judith Rodríguez Figueroa, tras su reciente fallecimiento. Exploramos el extraordinario legado de una mujer que revolucionó la comprensión demográfica de Puerto Rico y anticipó con precisión visionaria los desafíos actuales de la isla.

Descubre cómo Judith transformó la demografía de una ciencia de números fríos en una herramienta de comprensión humana y cambio social. Conoce sus investigaciones pioneras sobre envejecimiento poblacional en los años 80, sus estudios innovadores sobre género y salud pública, y su trabajo fundamental sobre violencia contra la mujer y poblaciones marginadas.

Este episodio revela cómo esta visionaria anticipó la crisis demográfica actual de Puerto Rico: la emigración masiva, la caída de la natalidad y el envejecimiento poblacional. También exploramos su rol como mentora excepcional y su habilidad única para democratizar el conocimiento demográfico, comunicando conceptos complejos de forma accesible al público general.

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En este episodio no voy a hablar de tendencias poblacionales ni de proyecciones estadísticas. Hoy voy a hablar de la vida, de un legado, un legado de amor por Puerto Rico. Hoy vamos a recordar a nuestra querida amiga, colega, mentora, la mejor demógrafa de Puerto Rico, Judith Rodríguez Figueroa, que falleció recientemente, pero cuya influencia seguirá viviendo en cada análisis demográfico que se haga en Puerto Rico. Yo no tengo duda de eso.

Y digo recordar, pero para muchos de ustedes que tal vez escuchen este episodio de este podcast, será realmente conocerla por primera vez. Porque esa es la paradoja hermosa de Judith. Ella era una gigante de la demografía puertorriqueña que prefería brillar a través de su trabajo en lugar de a través de su ego. Entonces, ¿cómo nosotros medimos el impacto de alguien que dedicó toda su vida a entender quiénes somos como pueblo?

¿Cómo nosotros podemos mostrar a una mujer que convirtió los fríos números del censo en calor humano, en política necesaria, en aeltas que salvaron vidas? Para mí, la respuesta es bastante simple, contándose historia. Porque Judy me enseñó algo fundamental sobre la demografía. Que detrás de cada estadística hay una historia humana esperando ser contada.

Y hoy, tu propia historia merece ser contada. Para entender quién fue Judith Rodríguez Figueroa, tenemos que empezar por saber lo más que le apasionó durante gran parte de su vida. La Universidad de Puerto Rico, sobre todo el Recinto de Ciencias Médicas. Imagínense, dedicar prácticamente tu vida entera a una institución.

Porque aunque ella se retiró de esa institución, Siempre estuvo ahí. Y no fue por falta de opciones, porque Judía era sumamente brillante, sino por una convicción profunda de que desde ahí podía cambiar a Puerto Rico. Esa fue Judy, sencilla. Ella tuvo su mastería en demografía, entiendo que fue el primer grupo que se graduó de allí, y llegó al recinto de ascensión médica de la UPR en una época donde ser mujer en la academia era mucho más desafiante que ahora.

Pero en el caso de ella pues era ser mujer y hablar entonces de demografía, que era un tema bastante, como uno dice por ahí, pues incomodaba. Eso, ¿verdad? Realmente le quería bastante valentía y ella era alguien realmente valiente y fue lo que le distinguió a ella durante gran parte de su vida. Pero ella no se conformó con solamente ser profesora.

Judy escaló hasta convertirse en directora del Departamento de Ciencias Sociales de la Escuela Graduada de Salud Pública. Pero nunca perdió de vista su responsabilidad principal. formar a los demógrafos que iban a estudiar nuestro futuro como sociedad. Pero aquí es donde la historia se pone interesante, porque mientras ella daba su clase, ella estaba empezando a hacer investigación.

Así que en los años 80, Judy ya estaba viendo a través de su estudio lo que nosotros estamos viendo hoy. Mientras la mayoría de Puerto Rico celebraba una población joven y creciente, Judy estaba estudiando algo que casi nadie quería ver. el envejecimiento poblacional que se venía como un tsunami demográfico. Sus primeros estudios sobre las condiciones de vida de los adultos mayores no fueron solamente un ejercicio académico, fueron actos de profecía demográfica.

Yudí vio el futuro en los datos del presente. Aquellos datos de los 80, ella estaba ya viendo el futuro, lo que estamos viviendo ahora, nosotros, ella lo pudo ver. Pero ella no se conformó en estudiar solamente en envejecimiento. Ella estaba muy interesada también en otros temas, sobre todo en temas de la mujer.

Por eso, en 1989, cuando saber hablar de temas de género en la salud pública, sobre todo, aún era mucho más complejo que ahora, yo digo que hizo algo bastante revolucionario en aquel momento. El primer congreso puertorriqueño sobre mujeres y salud. Ella era bien visionaria. Ella era bien valiente.

Y este congreso marcó el inicio de una mayor atención a los temas de las mujeres en nuestra salud pública. Y ella realmente, nuevamente, ella no se puede quedar ahí, obviamente, siguió investigando, siguió publicando trabajos como sobre la mujer, la salud pública y también el tema de violencia. Y estas investigaciones no eran un solo número. Eran, como yo digo, denuncias elegantes.

Investigaciones que mostraban desigualdades que muchos preferían Noel. Judith no le oyó a los temas difíciles. Ella estudió la violencia contra la mujer, estudió el envejecimiento y poblaciones imaginadas que otros preferían ignorar, como lo hizo en su trabajo, trabajadoras sexuales de Puerto Rico, perfil socioeconómico de un grupo en el 99. Judith entendía que para conocer realmente a Puerto Rico, no podíamos ignorar a ningún grupo poblacional, porque para ella toda vida contaba en el retrato demográfico de Puerto Rico.

No hay duda de que Judy estaba adelantada a sus tiempos. Cuando todos hablaban del bono demográfico de Puerto Rico, que es ahí cuando uno tiene más gente joven trabajando que gente dependiente, pues Judy estaba preparándose para lo que venía después. Sus investigaciones sobre envejecimiento no eran pesimistas, eran realistas. Ella sabía que Puerto Rico tenía que prepararse para cuidar a una población que cada vez más los lleva.

Y no solamente se quedó en el diagnóstico, incluso cuando ya estaba retirada, porque ya se retiró bastante joven, como diría uno, ella seguía presentando ponencias como la ponencia de demografía, poblaciones avanzadas a nivel global y de Puerto Rico, que la presentó en un foro internacional. O sea que ella aún retirada, seguía siendo la voz que alertaba sobre el reto del siglo XXI, como ella misma llamaba al envejecimiento poblacional. Esta definitivamente estaba bien adelantada en sus tiempos. Pero si hay un área donde Judith mostró verdadero coraje fue en sus estudios sobre violencia contra la mujer.

Su trabajo, Violencia contra la Mujer, análisis sociodemográfico de la mortalidad femenina en Puerto Rico del 2000, No fue solo un estudio académico, fue un grito científico por justicia. Cada estadística que UD publicó sobre feminicidio llevaba nombres, historias, familias destruidas. Ella entendía que su responsabilidad como demógrafa iba más allá de contar. Ella entendía que había que visibilizar para transformar.

Y yo le agradezco mucho a ella por su trabajo en esos temas, porque ahora estamos viendo que eso es algo que está tomando más importancia cada día. Y para mí fue un placer escribir con ella y con la doctora Rosario Rivera el libro Puerto Rico 2000-2010, más allá del censo, ya para el año más o menos 2012. Ese libro fue mi primer libro. ¿Y por qué nosotros escribimos ese libro?

El título mismo lo explica más o menos. Nosotros queríamos ir más allá del censo. Lo que significaba no quedarnos en que la población bajó en esa década. Significaba preguntarnos por qué.

¿Qué significaba esto para nuestra familia? ¿Cómo nos preparamos para lo que viene? Judith vio en esos números lo que se convertiría en la crisis demográfica que vivimos hoy. La emigración masiva, la caída del nacimiento, el crecimiento acelerado, todo estaba ahí, esperando que alguien con su visión lo interpretara.

Y ahí es donde Judy se convierte en casi una visionaria, alertando que sin un esfuerzo concertado, muchas comunidades puertorriqueñas quedarían virtualmente despobladas. Y eso es posiblemente algo que no se puede descartar en los próximos años. Pero entonces, ¿cómo se podía lograr ver el futuro demográfico con tanta claridad? Judith tenía la respuesta.

Ella combinaba el egocientífico con un amor profundo por su país. Cada proyección suya venía acompañada de propuestas. Ya era en forma de política pro natalista, incentivos para retener talento, estrategias para atraer de regreso a los migrantes. Ella buscaba la forma, mira, vamos a ver qué podemos hacer para mejorar la situación demográfica, para mejorar Puerto Rico, porque finalmente eso es lo que ella quería.

Porque llamaba mucho a Puerto Rico y quería a Puerto Rico echar la parada adelante. Y gracias a Cosas del Destino tuve la bendición de conocer a Judith personalmente, de hacernos amigos, y digo que fue Cosas del Destino porque yo nunca fui estudiante formal de Judith, yo nunca me senté en uno de sus salones de clase en el Centro de Educación Médica, pero ella fue mi mentora en el sentido más puro y hermoso de esa palabra. Yo recuerdo nuestro primer encuentro, Yo era apenas un joven con curiosidad por los datos demográficos, tratando de entender qué significaban las tendencias que veía en las estadísticas oficiales.

Y ella, Judith, no solamente me recibió, que ya era algo extraordinario viniendo de una figura de su calibre, sino que me acogió. Y hay una diferencia yo entiendo bastante abismal entre esas dos acciones. Porque acoger significa abrir no solamente tu oficina, en el caso de ella, su casa, sino también su conocimiento, su experiencia, su paciencia infinita para alguien que estaba empezando como yo, que era bien curioso y que no me estaba quieto. Ella me enseñó que la demografía no es sobre números, es sobre personas.

Que cada tasa de natalidad representa sueños de familia. Que cada estadística de migración lleva el corazón partido de quien se va y de quien se queda. Me acuerdo perfectamente de cómo explicaba conceptos complejos. Nunca usaba jergas académicas intimidantes.

Te hablaba como si fueras su hijo, y en mi caso, prácticamente ella me acogió como si fuese un hijo. Me hablaba con una paciencia infinita de quien realmente quiere que tú entiendas, no que te impresiones. Ella me decía, Raúl, los datos sin contexto son ruido. Los datos con corazón son música.

Pero lo más que me impactaba de Yudin era su entrega al 100%. No era una frase de motivación para ella, porque hay gente que dice que se entrega al 100% y no lo hace. Esa era una forma de vida para ella. Cuando Yudin trabajaba en algo, se entregaba completamente.

No importaba si era una investigación académica, una columna para el nuevo día o una presentación sobre envejecimiento, todo llevaba su sello de calidad total y se enfocaba en hacer el mejor trabajo posible siempre. Y esa entrega no era por reconocimiento personal ni por lucrarse, era por Puerto Rico. Todo lo que Judith hacía tenía un propósito más grande. Construir un país mejor informado, mejor preparado para el futuro demográfico que nos esperaba.

Si yo tuviese que resumir lo que Judith me enseñó en todos estos años en una sola frase, sería la siguiente. El conocimiento solo tiene valor cuando se comparte y se usa para levantar a otros. Era imposible estar cerca de ella y no contagiarse con esa pasión, de esa convicción de que sí, que los datos pueden cambiar vidas, que la demografía puede transformar políticas, que rigor científico puede servir al corazón de un pueblo. Pero quizá la contribución más extraordinaria de Judith fue algo que muchos académicos lamentablemente nunca logran, que es llevar su ciencia, en este caso la demografía, al pueblo puertorriqueño.

Judith entendió algo fundamental, el conocimiento encerrado en las universidades no cambia sociedades. Tienes que llevarlo donde está la gente. Por eso yo hago este podcast, eso fue algo que ya me inculcó a mí. Sus columnas, en un nuevo día, eran clases magisteriales de comunicación científica.

Ella tomaba conceptos difíciles de entender, como tasa, tal vez, total de fecundidad, y lo convertía en algo tan sencillo como que en Puerto Rico las mujeres están teniendo menos hijos que nunca en nuestra historia. ¿Qué significa esto para el futuro de nuestra familia? Judía era la demógrafa a la que llamaban los periodistas cuando salían los datos del censo, cuando había noticias sobre migración, cuando necesitaban que alguien explicara qué significaba realmente una estadística poblacional. ¿Y saben por qué la buscaban?

Porque tenía el don de traducir complejidad en claridad. Números en narrativas que la gente podía entender y usar. Gracias a UDI, miles de puertorriqueños comenzaron a entender mejor los conceptos demográficos. Conceptos que antes parecían exclusivos de expertos se volvieron parte de la conversación nacional.

Ese es su legado mediático más poderoso. Democratizó el conocimiento demográfico. lo puso al alcance de cualquier persona que quisiera entender mejor el presente y el futuro de Puerto Rico. Su legado académico es incuestionable.

Sus investigaciones sobre envejecimiento poblacional son más relevantes ahora que nunca. Sus alertas sobre la crisis demográfica se están cumpliendo al pie de la letra. Sus estudios sobre violencia de género siguen siendo referencias fundamentales. Judy falleció en agosto de 2025, pero su voz seguirá resonando en cada análisis demográfico que se haga con rigor y con pasión.

Sigue presente en cada artículo que logra explicar lo complejo de manera sencilla. Y para mí está presente cada vez que me siento frente al micrófono a hablarle de demografía. Cada vez que trato de traducir un número en una historia humana, cada vez que siento esa responsabilidad que ella me enseñó, de hacer accesible lo que parece inalcanzable. Descansa en paz, querida amiga.

Tu legado no está solo en los archivos académicos. Está en los corazones de quienes tuvimos la bendición de aprender de ti. está en cada puertorriqueño que hoy entiende mejor su realidad demográfica gracias a tu incansable labor. Y a ustedes, queridos oyentes, les dejo esta reflexión.

En un mundo lleno de ruido y de datos sin alma, nosotros necesitamos más gente como Judith. Necesitamos más personas que combinen el rigor científico con la pasión humana, que traduzcan los números en esperanza, convientan la información en transformación. Gracias por acompañarme en este homenaje tan personal y necesario. Nos vemos en el próximo episodio donde seguiremos explorando las historias humanas que viven detrás de los datos.

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